En lo que se refiere a autores que hablan, trabajan y escriben sobre
adolescencia desde el psicoanálisis, hemos citado a varios a los que podríamos
llamar “los clásicos” a lo largo del
desarrollo de estas páginas.
Autores como F. Dolto, D. Winnicott, E. Erikson, el mismo
Freud, cuando habla de las metamorfosis de la pubertad en tres ensayos de teoría
sexual, son aquellos a quienes les debemos el haber llegado a conocer la
adolescencia tal como se la considera en la actualidad, un período específico
del crecimiento humano, cuyas características propias se ocuparon de estudiar y
transmitirnos, y son los fundamentos teóricos que nos guían en la comprensión
de esta etapa.
Sin embargo, cierto es que estos basamentos que sirven para
entender el devenir y la psiquis
adolescente, requieren que los sigamos pensando y aclimatando a las realidades
que marca la actualidad de época, aquella a la que solemos aludir en esta
página, en el blog y en los talleres,
como el HOY, así, con mayúsculas, ya que la idea de niñez y de adolescencia
varía en los diferentes tiempos y espacios sociales y la producción de
subjetividad es distinta en cada momento y en cada contexto.
En esta ocasión voy a
privilegiar dos emergentes entre los múltiples aspectos que podríamos
considerar de este HOY.
Uno de ellos es cierto fenómeno que se observa en los
adolescentes actuales de una preeminencia de la acción por encima de la
formación de síntomas pasibles de causar
angustia y por ende una pregunta o un comienzo de búsqueda de resolución de la
misma.
Esto implica que en
contrapartida con el consejo que suele
dárseles: “ pensá antes de actuar”, todo el proceso de estructuración psíquica
que en esencia se encuentra atravesando un adolescente,lo lleva más allá de las pregnancias de época ,desde
todos los ángulos que hacen a su interior ( emocional, intelectual, pulsional) a actuar primero y en todo caso, reflexionar
después.
Podríamos decir que este proceso se encuentra sobreacentuado
y potenciado por una cultura que
privilegia lo efímero, la importancia de satisfacer YA, en lo posible sin espera
ni mediatización alguna.
Se trata de un aspecto importante, ya que acarrea en
ocasiones, situaciones de potencial dificultad y riesgo para los adolescentes mismos y también para
sus padres quienes se ven inmersos en la inmensa tarea de buscar la manera de
ayudar a su adolescente a transformar en pensamiento, reflexión, y pregunta,
aquello que solo tiende a ser actuado.
En este sentido, los padres y las madres se ven convocados
al que probablemente sea el momento de más difícil trabajo en el ejercicio de
su función, desafiados a llevar adelante su tarea de acompañar a crecer en un
tiempo histórico-social en el que la función parental se enfrenta a múltiples obstáculos, no tanto o no solamente por las historias personales, sino que
fundamentalmente, por el fogoneo social constante que aturde y desorienta tanto a hijos como
a padres.
Por tales razones sería necesario llegar a considerar que
en esa franja que existe entre la frase que suele oirse entre los adultos
cuando se focaliza en la supuesta pasividad y facilismo adolescente: “¡No se hace cargo de nada!” Y otra situada en el extremo opuesto: “Es
chico aún, no es responsable” haría falta buscar el punto de equilibrio para no
caer en maniqueísmos ni rotulaciones.
Acompañár, palabra
clave en lo que se refiere al rol de los padres en esta etapa, a que su joven hija/o
pueda implicarse en sus actos, encontrándole sus significaciones, nombrándolas para sí mismo,
y midiendo las consecuencias.
El otro aspecto que me interesaba considerar con ustedes es cierta
tendencia a ver como signos de patología o enfermedad psíquica, con la concomitante posibilidad de
medicalización que este enfoque conlleva, situaciones adolescentes que las más
de las veces tienen que ver con la conflictividad propia del período y un
devenir al que habría que dar tiempo que ocurra.
En este sentido, nos cabe a los profesionales del área de la
salud que trabajamos con adolescentes, una reflexión de similares
características a la que señalábamos más arriba en referencia a los padres: acerca
de la importancia de llevar adelante a través del trabajo terapeútico la tarea
de escuchar, y acompañar a abrir preguntas que ayuden a los adolescentes a
implicarse con su responsabilidad y protagonismo frente a sus propias vidas
dando el tiempo y la contención necesarias para que ese proceso encuentre el
ambiente favorable que le permita llevarse a cabo.
A consecuencia de estas y otras observaciones, el Forum
Infancias ( Bs As) dio a conocer en el año 2011, en el contexto de una campaña
internacional, el texto de lo que llamaron el “Manifiesto por un abordaje
subjetivante del sufrimiento psíquico”, el cual fue firmado, recibió y recibe
aún hoy una gran cantidad de adhesiones de instituciones y profesionales del
área de la salud de la República Argentina y el mundo, y el cual vale la pena
leer.
Expresan allí que es necesario tomar posición respecto de un
aspecto clave del derecho a la salud, en particular en el campo de la salud
mental, en la que se observa una tendencia creciente a la patologización y
medicalización de la sociedad, en especial de niños y adolescentes (práctica
que es muy diferente a la de medicar criteriosamente cuando resulta
imprescindible).
Varios autores psicoanalíticos contemporáneos advierten
sobre esta tendencia, entre ellos, por mencionar a alguien que se ha ocupado en los últimos tiempos del tema, Gabriela Insúa en su libro “No patologizar la adolescencia” ( Letra
Viva, 2012) hace lo que ella llama “ un pedido o
tal vez un llamado, un grito, a una cultura y su época que desde los distintos
escenarios y actores que la conforman nombra con premura y con una
irresponsabilidad desconcertante, como patológicos, como diagnosticables, los
modos de transcurrir adolescentes, sepultando
así lo que de producción subjetiva poseen.”
Llegado este punto, vale la pena aclarar que este blog y
esta página, adhieren a una mirada que intenta ser comprensiva y no
estigmatizante del proceso adolescente, sin etiquetas simplificantes ni
reduccionismos, ya que consideramos que un adolescente es alguien que se
encuentra librando un complejo y arduo combate consigo mismo y con sus propios
impulsos, y necesita ser ayudado en esa tarea, tanto por sus padres, por su
entorno de adultos significativos, como por los profesionales que eventualmente
le brindasen asistencia terapeútica si la llegase a requerir.
Para terminar: ¡es
cierto!¡ Es muy incómoda la etapa adolescente!
Para todos aquellos
que se ven involucrados en ella. Los adolescentes en mutación que la
atraviesan, sus desorientados padres y madres, los profesionales intervinientes;
hamacándose juntos en ese borde tan difícil e inquietante de sostener que en
ocasiones elige transitar el adolescente.
Pero ¡ánimo! Como decía uno de los grandes iluminadores del acontecer adolescente, D. W. Winnicott: “Todos preguntan cuál
es la solución. Personas importantes proponen varias respuestas alternativas,
pero lo cierto es que no hay solución alguna, salvo que cada adolescente de uno
u otro sexo crezca y madure con el tiempo hasta hacerse adulto”.
Bibliografía
-
El adolescente cautivo- Rubén D. Gualtero y
Asunción soriano- ed Gedisa- 2013
-
No patologizar la adolescencia. Gabriel Insúa-
ed Letra Viva- 2012
-
Reportaje de la revista imago agenda a Gabriela
Insúa - Junio 2014
-
Winnicott D. W. La adolescencia- 1960
-
Manifiesto por un abordaje subjetivante del
sufrimiento psíquico en niños y adolescentes- Forum Infancias- Junio 2011
Buenísimo. Gracias
ResponderEliminarGracias por leerlo Marcela. En parte, este texto se inspiró a partir de alguna conversación que hemos tenido. Un beso grande!
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